31-12-2015
Sin futuro, sin patria, sin piedad III por Ajhkhum Heleus (google)
Hace ya tiempo que tendria que haber escrito esto, pero estaba esperando una crónica en primera persona que al final no he recibido y... bueno, aquí va:
En el último relato, de parte de Megara, una carsij renegada, nos quedamos con nuestros mercenarios "heroes" descubriendo un gran número de regulares dormenios, que supuestamente estaban siendo reclutados para atacar a su señor, Erordre Aglazor. Yo les dije que eran unos 400-500 hombres, y ellos reportaron que eran 500-600, pero tuvieron suerte, porque eran 500 y no importó. A su patrón no le importó, en cualquier caso.
Después de un duro viaje a toda velocidad para reportar el hallazgo de los regulares, Megara (que hace funciones de mensajera), llegó a la hacienda de Erordre para informarle urgentemente, sacándole de la cama. Él se puso muy nervioso y le dió órdenes de contenerlos para ganar tiempo y llamar a la caballería (unos 50 hombres, que tiene en nómina). Así pues, Megara repitió la proeza e hizo el viaje en un tiempo récord (otra vez). Durmió poco esa noche, al igual que el resto de personajes, que se quedaron en el nuevo campamento, en alerta. Ésta es una cuestión bastante importante, puesto que en los días por venir el cansancio haría mella en ellos. Al cabo de dos días de esperar los refuerzos, decidieron mandar (de nuevo) a Megara a pedir explicaciones.
Al llegar se encontró a Erordre preparando la partida de la caballería. Entonces, les dió la orden de retirarse inmediatamente y resistir el avance enemigo en una aldea sin nombre que había a medio camino de la hacienda de Erordre. En este momento, Megara decidió exigir la siguiente parte del pago, ya que estaban en una situación crítica. Erordre no tenía dinero a mano en ese momento, así que no podía pagar. Megara, como respuesta, pidió una garantía de pago, como las joyas de la familia. Erordre, entre la espada y la pared, se las dió, no sin dedicar además una mirada de odio y un amargo "pagarás por esto". A nadie le gusta el chantaje.
Volviendo a la delicada situación del resto de la compañía en el frente, poco más hay que decir aparte de que se estaban preparando para huir a la desesperada. Cuando, al anochecer, Megara volvió con la orden de retirada, empaquetaron todo y huyeron a toda prisa, con los regulares últimando los preparativos para la marcha, un sospechando un tanto por todas las patrullas que estaban perdiendo en la zona.
Después de que todos los personajes pasaran la noche en vela coordinando la evacuación, algo muy determinante, llegaron a la aldea y se prepararon para resistir el embate de los regulares.
Los refuerzos llegarian a mediodía, así que sólo tenían que resistir unas horas. Dividieron las tropas en dos unidades: una de arqueros (equipados con material robado de un convoy de suministros enemigo) al mando de Yuna, y otra de infanteria media al mando de Ashildr. Megara combatiría junto con la infanteria.
Y entonces tuvo lugar una batalla épica, en la que únicamente la muy notable intervención de Ashildr (una estratega excelente) y la acertada decisión de enseñar primeros auxilios a las tropas impidieron que fueran completamente barridos. Terminaron la batalla sin sufrir ninguna baja, una proeza que, en otras circunstancias, bien les habria valido una balada o dos. La batalla terminó con la llegada de la caballería de Erordre, que puso en fuga a los poco preparados regulares, dando un respiro a nuestros mercenarios.
Después de atender a los heridos, Ashildr se dirigió junto con Sigfried (un conocido de los clanes guneares que habia decidido unirse a la compañía) y 10 hombres a una aldea cercana a saquear algunos suministros médicos. Allí, los asustados campesinos decidieron plantar cara, y la poco oportuna intervención de Sigfried provocó un conflicto armado. Ashildr se vió rápidamente rodeada de campesinos y, agotada como estaba después de una noche en vela y una batalla, se vió lentamente superada. Sólo la muy oportuna intervención de Sigfried (que salió de la taberna a ver de que iba el jaleo) impidió que fuera apaleada, aunque poco le faltó. Después de masacrar cruelmente a los campesinos que quedaban, Ashildr ordenó saquear todo lo que fuera útil y quemar el resto.
Mientras tanto, Megara buscaba a Erordre en su hacienda, aunque no estabga allí. Al día siguiente, se unió junto con Ashildr y Sigfried (Yuna estaba indispuesta después de la batalla) para hablar con un mensajero que venia de parte de Erordre. Traía órdenes de avanzar y atacar a los regulares en fuga.
Después de que el mensajero partiera, decidieron mandar a Megara y a Sigfried (éste con un caballo prestado de uno de los exploradores de Megara) a ver como estaba la situación en el campamento de los regulares. Avanzaron a muchos rezagados que se dirigían al campamento, pero no hubo combate. Al llegar allí, se encontraron con que sus enemigos habían recibido refuerzos: había un buen número de veteranos con experiencia entre sus filas. Los descubrieron rápidamente y tuvieron que huir, aunque un destacamento fue enviado en su busca.
Y volvieron rápidamente al campamento, donde decidieron volver a mandar a Megara&039;y a Sigfried a por refuerzos. Se dirigieron velozmente a la aldea de Erordre, donde no encontraron ayuda. Entonces se acordaron del destacamento que habia sido enviado en su busca. Si llegaba al campamento lleno de heridos, las bajas serían terribles. Así pues decidieron dar media vuelta y vlver a toda velocidad. Megara se adelantó, siendo mejor jinete y con un mejor caballo, mientras Sigfried intenaba llegar tan rápidamente como fuera posible.
Mientrs tanto, los avezados exploradores de Megara avistaron al destacamento y dieron la voz de alarma. Ashildr inició la evacuación, aunque pronto vió claro que con los heridos nunca conseguirian huir. Antes de tener que tomar la dura decisión de abandonarlos a su suerte, llegó Megara. Ella se quedaría junto con los exploradores a ganar tiempo, de manera que Ashildr podría huir a la aldea de Erordre con los heridos. Fue una lucha feroz, la superioridad numérica de los dormenios contrarestada por la superior hablidad de los guerreros tribales. Pero, antes del desenlace del conflicto, llegó Sigfried, implorando la ayuda de Babglón, que le fue concedida en forma de niebla. Esta niebla, unida a la mejor movilidad de los tribales les permitió huir de los regulares, que dejaron la persecución.
Una vez a salvo en la aldea de Erordre, en la taberna que habian ocupado a la fuerza, pudieron al fin relajarse, aunque el peligro no había pasado: seguían solos en territorio hostil. Entonces entró un hombre, vestido a la manera de los guardabosques. Se presentó como Rolaufr y afirmó que eran sus hombres los que habían sido avistados alrededor del campamento mercenario. Avisó a los personajes que no sabían nada de la situación local, ni por quien luchaban realmente, y les aconsejó que se fueran antes de tener problemas de verdad. Dicho esto se marchó en paz, dejando a nuestros "heroes" preocupados.
¿Cual deberia ser su propio movimiento?
En el último relato, de parte de Megara, una carsij renegada, nos quedamos con nuestros mercenarios "heroes" descubriendo un gran número de regulares dormenios, que supuestamente estaban siendo reclutados para atacar a su señor, Erordre Aglazor. Yo les dije que eran unos 400-500 hombres, y ellos reportaron que eran 500-600, pero tuvieron suerte, porque eran 500 y no importó. A su patrón no le importó, en cualquier caso.
Después de un duro viaje a toda velocidad para reportar el hallazgo de los regulares, Megara (que hace funciones de mensajera), llegó a la hacienda de Erordre para informarle urgentemente, sacándole de la cama. Él se puso muy nervioso y le dió órdenes de contenerlos para ganar tiempo y llamar a la caballería (unos 50 hombres, que tiene en nómina). Así pues, Megara repitió la proeza e hizo el viaje en un tiempo récord (otra vez). Durmió poco esa noche, al igual que el resto de personajes, que se quedaron en el nuevo campamento, en alerta. Ésta es una cuestión bastante importante, puesto que en los días por venir el cansancio haría mella en ellos. Al cabo de dos días de esperar los refuerzos, decidieron mandar (de nuevo) a Megara a pedir explicaciones.
Al llegar se encontró a Erordre preparando la partida de la caballería. Entonces, les dió la orden de retirarse inmediatamente y resistir el avance enemigo en una aldea sin nombre que había a medio camino de la hacienda de Erordre. En este momento, Megara decidió exigir la siguiente parte del pago, ya que estaban en una situación crítica. Erordre no tenía dinero a mano en ese momento, así que no podía pagar. Megara, como respuesta, pidió una garantía de pago, como las joyas de la familia. Erordre, entre la espada y la pared, se las dió, no sin dedicar además una mirada de odio y un amargo "pagarás por esto". A nadie le gusta el chantaje.
Volviendo a la delicada situación del resto de la compañía en el frente, poco más hay que decir aparte de que se estaban preparando para huir a la desesperada. Cuando, al anochecer, Megara volvió con la orden de retirada, empaquetaron todo y huyeron a toda prisa, con los regulares últimando los preparativos para la marcha, un sospechando un tanto por todas las patrullas que estaban perdiendo en la zona.
Después de que todos los personajes pasaran la noche en vela coordinando la evacuación, algo muy determinante, llegaron a la aldea y se prepararon para resistir el embate de los regulares.
Los refuerzos llegarian a mediodía, así que sólo tenían que resistir unas horas. Dividieron las tropas en dos unidades: una de arqueros (equipados con material robado de un convoy de suministros enemigo) al mando de Yuna, y otra de infanteria media al mando de Ashildr. Megara combatiría junto con la infanteria.
Y entonces tuvo lugar una batalla épica, en la que únicamente la muy notable intervención de Ashildr (una estratega excelente) y la acertada decisión de enseñar primeros auxilios a las tropas impidieron que fueran completamente barridos. Terminaron la batalla sin sufrir ninguna baja, una proeza que, en otras circunstancias, bien les habria valido una balada o dos. La batalla terminó con la llegada de la caballería de Erordre, que puso en fuga a los poco preparados regulares, dando un respiro a nuestros mercenarios.
Después de atender a los heridos, Ashildr se dirigió junto con Sigfried (un conocido de los clanes guneares que habia decidido unirse a la compañía) y 10 hombres a una aldea cercana a saquear algunos suministros médicos. Allí, los asustados campesinos decidieron plantar cara, y la poco oportuna intervención de Sigfried provocó un conflicto armado. Ashildr se vió rápidamente rodeada de campesinos y, agotada como estaba después de una noche en vela y una batalla, se vió lentamente superada. Sólo la muy oportuna intervención de Sigfried (que salió de la taberna a ver de que iba el jaleo) impidió que fuera apaleada, aunque poco le faltó. Después de masacrar cruelmente a los campesinos que quedaban, Ashildr ordenó saquear todo lo que fuera útil y quemar el resto.
Mientras tanto, Megara buscaba a Erordre en su hacienda, aunque no estabga allí. Al día siguiente, se unió junto con Ashildr y Sigfried (Yuna estaba indispuesta después de la batalla) para hablar con un mensajero que venia de parte de Erordre. Traía órdenes de avanzar y atacar a los regulares en fuga.
Después de que el mensajero partiera, decidieron mandar a Megara y a Sigfried (éste con un caballo prestado de uno de los exploradores de Megara) a ver como estaba la situación en el campamento de los regulares. Avanzaron a muchos rezagados que se dirigían al campamento, pero no hubo combate. Al llegar allí, se encontraron con que sus enemigos habían recibido refuerzos: había un buen número de veteranos con experiencia entre sus filas. Los descubrieron rápidamente y tuvieron que huir, aunque un destacamento fue enviado en su busca.
Y volvieron rápidamente al campamento, donde decidieron volver a mandar a Megara&039;y a Sigfried a por refuerzos. Se dirigieron velozmente a la aldea de Erordre, donde no encontraron ayuda. Entonces se acordaron del destacamento que habia sido enviado en su busca. Si llegaba al campamento lleno de heridos, las bajas serían terribles. Así pues decidieron dar media vuelta y vlver a toda velocidad. Megara se adelantó, siendo mejor jinete y con un mejor caballo, mientras Sigfried intenaba llegar tan rápidamente como fuera posible.
Mientrs tanto, los avezados exploradores de Megara avistaron al destacamento y dieron la voz de alarma. Ashildr inició la evacuación, aunque pronto vió claro que con los heridos nunca conseguirian huir. Antes de tener que tomar la dura decisión de abandonarlos a su suerte, llegó Megara. Ella se quedaría junto con los exploradores a ganar tiempo, de manera que Ashildr podría huir a la aldea de Erordre con los heridos. Fue una lucha feroz, la superioridad numérica de los dormenios contrarestada por la superior hablidad de los guerreros tribales. Pero, antes del desenlace del conflicto, llegó Sigfried, implorando la ayuda de Babglón, que le fue concedida en forma de niebla. Esta niebla, unida a la mejor movilidad de los tribales les permitió huir de los regulares, que dejaron la persecución.
Una vez a salvo en la aldea de Erordre, en la taberna que habian ocupado a la fuerza, pudieron al fin relajarse, aunque el peligro no había pasado: seguían solos en territorio hostil. Entonces entró un hombre, vestido a la manera de los guardabosques. Se presentó como Rolaufr y afirmó que eran sus hombres los que habían sido avistados alrededor del campamento mercenario. Avisó a los personajes que no sabían nada de la situación local, ni por quien luchaban realmente, y les aconsejó que se fueran antes de tener problemas de verdad. Dicho esto se marchó en paz, dejando a nuestros "heroes" preocupados.
¿Cual deberia ser su propio movimiento?