29-4-2016
Bueno, como verán ya le he puesto nombre a la campaña que ya lleva casi cinco encuentros y parece que va por más... si sobreviven los personajes.
"El Guardia Real estaba aún intensamente asombrado por la visión del Espectro y su increíble poder. ¿Cómo luchar contra algo que no se podía atravesar con una espada y que los escudos no repelían sus golpes?
El Mendigo, por su parte, acababa de percibir una fuerza nueva en la Luz, una energía que escapaba a su entendimiento, pero que lo llevaba a replantear muchas cosas.
El Sacerdote, aún en pánico, corrió al refugio de su humilde hogar. Debía contar lo que había visto, debía informar semejante suceso, en el propio interior de su capilla.
Al amanecer el repicar de unos cascos de caballo despertó a los Elegidos. Alguien se había ido del pueblo, con mucha prisa.
El camino a Ávanil fue tranquilo, mientras que los rumores de la guerra parecían traer sólo malas nuevas. De los clanes guneares escucharon que se estaban uniendo bajo un mismo caudillo... un rey gunear. ¿Qué otra cosa podía salir mal para la orgullosa Dormenia?
El Guardia Real, habiendo dado detallado informe al Rey en persona de lo sucedido en sus viajes, se dedicó a dormir todo lo que no había podido dormir anteriormente. Pero su descanso se vio interrumpido. Uno de sus soldados leales le avisó que debía partir en ese preciso momento. Sólo su espada tenía consigo, pero debía hacerlo: la Corrección había recibido una denuncia de que un teniente de la Guardia Real había matado un Corrector y que estaba realizando magia negra.
Mientras tanto, el Mendigo había buscado información en su red de mendigos. Nadie mejor que él conocía las calles y la información que circulaba en ellas. Allí se enteró de un movimiento poco usual de la Corrección, con varias detenciones sin secreto alguno y hasta de partidas de agentes yendo hacia el Norte. ¿Qué estaba sucediendo?
La Sacerdotiza, aún refugiada entre los hombres de Armeniam, recibió con desagrado las noticias de que muertos vivientes habían asolado pueblos enteros hacia el Norte. ¿Cómo se enteró? Por escuchar detrás de una puerta importante...
El Guardia Real se reunió fácilmente con el Mendigo, que descansaba en el refugio de Armeniam. Allí estaba la Sacerdotiza, colaboradora de la secta, pero desconfiada como todo aquel que ha escapado de las garras de la Corrección y aún siente el frío de los grilletes.
¿Qué harían estos Elegidos de la Luz contra la oscuridad secretista de la Corrección? Había documentos muy reveladores escondidos en las mismas entrañas de la Corrección, y el Mendigo sabía dónde: él mismo los había escondido y sabía cómo llegar a ellos. Pero, ¿cómo harían realmente para recuperarlos si cada uno era buscado por los correctores? ¿Sería una buena idea emprender un ataque tan directo y desprestigiador hacia la Corrección en tiempos tan turbulentos para Dormenia?
Continuará...
(Me faltó la foto nuevamente, disculpen)
"El Guardia Real estaba aún intensamente asombrado por la visión del Espectro y su increíble poder. ¿Cómo luchar contra algo que no se podía atravesar con una espada y que los escudos no repelían sus golpes?
El Mendigo, por su parte, acababa de percibir una fuerza nueva en la Luz, una energía que escapaba a su entendimiento, pero que lo llevaba a replantear muchas cosas.
El Sacerdote, aún en pánico, corrió al refugio de su humilde hogar. Debía contar lo que había visto, debía informar semejante suceso, en el propio interior de su capilla.
Al amanecer el repicar de unos cascos de caballo despertó a los Elegidos. Alguien se había ido del pueblo, con mucha prisa.
El camino a Ávanil fue tranquilo, mientras que los rumores de la guerra parecían traer sólo malas nuevas. De los clanes guneares escucharon que se estaban uniendo bajo un mismo caudillo... un rey gunear. ¿Qué otra cosa podía salir mal para la orgullosa Dormenia?
El Guardia Real, habiendo dado detallado informe al Rey en persona de lo sucedido en sus viajes, se dedicó a dormir todo lo que no había podido dormir anteriormente. Pero su descanso se vio interrumpido. Uno de sus soldados leales le avisó que debía partir en ese preciso momento. Sólo su espada tenía consigo, pero debía hacerlo: la Corrección había recibido una denuncia de que un teniente de la Guardia Real había matado un Corrector y que estaba realizando magia negra.
Mientras tanto, el Mendigo había buscado información en su red de mendigos. Nadie mejor que él conocía las calles y la información que circulaba en ellas. Allí se enteró de un movimiento poco usual de la Corrección, con varias detenciones sin secreto alguno y hasta de partidas de agentes yendo hacia el Norte. ¿Qué estaba sucediendo?
La Sacerdotiza, aún refugiada entre los hombres de Armeniam, recibió con desagrado las noticias de que muertos vivientes habían asolado pueblos enteros hacia el Norte. ¿Cómo se enteró? Por escuchar detrás de una puerta importante...
El Guardia Real se reunió fácilmente con el Mendigo, que descansaba en el refugio de Armeniam. Allí estaba la Sacerdotiza, colaboradora de la secta, pero desconfiada como todo aquel que ha escapado de las garras de la Corrección y aún siente el frío de los grilletes.
¿Qué harían estos Elegidos de la Luz contra la oscuridad secretista de la Corrección? Había documentos muy reveladores escondidos en las mismas entrañas de la Corrección, y el Mendigo sabía dónde: él mismo los había escondido y sabía cómo llegar a ellos. Pero, ¿cómo harían realmente para recuperarlos si cada uno era buscado por los correctores? ¿Sería una buena idea emprender un ataque tan directo y desprestigiador hacia la Corrección en tiempos tan turbulentos para Dormenia?
Continuará...
(Me faltó la foto nuevamente, disculpen)